Ruta otoñal por La Rioja y Soria

Madrugamos, una de estas mañanas que decides desayunar en el bar porque no tienes ganas de nada. Habiamos pensado darnos un paseo hasta el puerto piqueras y quizás bajar hasta Soria. Pero hacía fresco, uno de esos días otoñales en la Rioja, que amanece el cielo raso, escarcha en la hierba y un sol que augura un buen día.

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Por la nacional avanzamos dirección Logroño para girar luego hacia el Puerto Piqueras que nos acercará poco a poco a soria. Hay que decir que antes de empezar a subir el puerto, por cosas de los bonitos paisajes y la fresca y con la escusa de “sacamos una fotillo”, nos paramos y volvemos a desayunar. Hay que tener fuerza que el día puede que sea largo ya que algunas carreteras no tenemos ni idea de lo que podremos encontrarnos.

Una vez desayunados, la moto parece que tiene más chicha, eso o que los puertos me chiflan... subimos piqueras como se lo merece un precioso puerto de curvas abiertas, buen firme y precioso paisaje... Hasta arriba. Hay tenemos tiempo para alguna fotillo antes de continuar. La ultima vez que subí aqui había nieve en las cunetas y en parte de la carretera, hoy ha estado limpito como una patena.

Bajamos por la parte Soriana: Madre mía que se acabe esto o que me peguen un tiro!!! que aburrimiento hasta llegar a Soria. Ahí nos encontramos con la indignación de la epoca, notoria y visible foto de como avanza nuestra economía y como la gente se preocupa por injusticias que cuando yo estaba en el mundo asociacionista a nadie parecían importarle una mierda. En fin, así de ridículo es el mundo.

No obstante, he de reconocer que me gusta ver que algo se mueve... 

De ahí nos fuimos hacia el cañón del Rio Lobos, ya había oido que era muy bonito y que merecía mucho la pena; pero después de lo inombrable de la carretera desde el puerto piqueras hasta Soria, no sabía que pensar.

La duda ofende, dicen. Y debe ser cierto. Nada más llegar vemos allí un montón de motos, debe haber algún encuentro o concentración. Se nos acerca mientras nos bajamos de la moto un camarón con un tio corpulento detrás enfocando hacia nosotros. Debemos habernos hecho famosos. Jo, si tampoco subiamos tan rápido el puerto Piqueras...

“hombre, Iñaki!!!” incansable viajero de amplia sonrisa, ya sea en su furgoneta de disfraces o en el Boeing que conduce entre sus piernas como si de una avioneta se tratase. Nos recomienda un paseito por allí y nos dice que nos acerquemos a ver la hermita, la cueva y las vistas que hay desde un alto ahí cerca. A Iñaki es a una de estas personas que hay que hacerla caso, porque sabe lo que se dice y, efectivamente, merecía la pena.

Es un poco tarde, hemos desayunado dos veces, pero a las 15:00 que son ya, algo pasadas, tenemos un hambre de la ostia y estamos buscando la Laguna Negra, otro sitio de esos de los que oyes hablar pero nunca has llegado a ir. Queremos comer en su orilla. Y como buen cabezón que soy, también nos llaman Bilbainos. Allí llegamos.

A la vuelta nos va a pillar la noche, lo estoy viendo, nos queda la carretera vieja, bonita por sus vistas pero que la recuerdo con un asfalto horroroso que va desde Sala de los Infantes hasta Najera. Debe haber un atajo, pero el mapa que llevo en la moto para, por si acaso, no me la indica y no tengo claro que la luz dure mucho... hemos alargado la sobremesa o sobreroca, demasiado. Vamos ligeritos hacia Sala de los Infantes. Las 17:00 quedará una hora de luz.

De Sala de los infantes vamos hacia el embalse Mansilla, también me gustó esta zona la última vez que estuve por aqui y ésta, me toca enseñarsela a Gosia. Alá... ¿pero donde está el pantano? 

Aparece antes nosotros un paisaje de ensueño, parece sacado de un cuento de hadas, o de uno de estos cuentos de fantasía sobre “un pueblo abandonado en el que tan solo vivían una anciana en su casita, sin dinero para leña y que se moría de frio mientras tejía en su mecedora. Una tarde....”

¿Estaba o no chulo?

Y de ahí, no sin liarnos en Najera para encontrar la salida, están siendo muchos kms con dos personas y gosia, hacia muchisimo que no se subía en una moto, además es nuev paquete todavía y se nota su tensión y trasmite a la moto inercias... Llegamos a Briones justo en la caida del sol. Ha sido un grandioso día, por muchos motivos. Este recuerdo me lo quedo para mí.