¡La Dominator ha muerto!

Después de tantos meses sin andar por el monte, con las pastillas del freno trasero recién cambiadas, salimos a hacer algunas pistas  y caminos sencillos sin demasiada complicación, para ir tomándole el pulso el primer día. Tan solo duró una hora o poco más el entretenimiento, cuando de pronto comenzó a hacer ruidos extraños, dejó de acelerar y se empezó a calar.

Tras varios intentos, perdidos en medio del monte, Tananita fue quien acelerando exageradamente consiguió subirla hasta un punto en el que seguir fuese más fácil y, desde ahí, me dijo: "llévala acelerada como si no hubiese mañana hasta donde llegue"...



Llegar, llegó hasta casa, pero por la autopista los coches iban echándose a un lado y, una vez adelantados, me dejaban metros y metros... Iba soltando un humo negro que parecía un camión de hace 40 años por las carreteras Africanas.

Eso sí, ha sido su último paseo. He decidido que es mejor no arriesgarse a sacarla porque la siguiente ya seguro que no conseguiría volver y, ni de coña, no me merece la pena reparar un trasto tan viejo y roto, cuando dentro de un año me voy a dar una vuelta al mundo con la otra moto. Así que se me ha acabado la oportunidad de aprender a andar bien por el monte.

Así que la voy a desmontar, quedarme con tornillos, gomas, y cámaras y lo demás va a ir al desguace.




Tan solo han quedado útiles el amortiguador, las horquillas delanteras, el motor de arranque y las llantas. Todo lo demás yo diría que está para el arrastre....

No hay comentarios:

Publicar un comentario